martes, 4 de noviembre de 2014

*podemos no hacer nada

La noticia de portada esta semana es que las grandes empresas ven capacidad para bajar el desempleo al 11% antes de 2018.

Sin duda es un discurso novedoso, pues hasta ahora la bajada de salarios y la reforma de la Ley del despido era el único menú disponible para el pueblo llano.

No tiene nada que ver el sondeo de intención de voto publicado el lunes que tira a las rocas a los productores y gestores de la crisis.
Que no se quite de la foto el puño y la rosa, que ademàs de responsable, es la novia mas traicionera a la que han besado los españoles.

En un #BailedeMàscaras, cuando te disfrazas y te pones una careta es para que al menos durante unos instantes nadie te reconozca.

Al consejo de administración de la marca España le ha faltado segundos para que se le corra el rímel:
"No opinamos de Podemos."

Hay ausencias que tienen mas estrategia que muchas presencias, y en este caso el silencio hubiese sido una buena cuchillada, pero quizàs el miedo o la prepotencia les ha hecho suspirar durante medio segundo.

La realidad es que el camino que lleva a Venezuela es nauseabundo, huele a trampas y carroñeros, pero no lo diferenciamos porque la cloaca en la que vivimos tiene ese mismo hedor putrefacto.

Si la coleta del desasosiego lidera el Tour de la Moncloa es culpa única y exclusivamente de Mariano y sus secuaces los socialistas que han vilipendiado todo lo que huele a España, han esquilmado cualquier trozo de tierra fértil que sirviese para construir algo productivo y se han reído a carcajadas del español medio que se levanta a las 6 de la mañana para pagar los impuestos que son el sustento de sus papadas y sus orgías.


Quieren inyectar la palabra miedo, porque ellos ya lo tienen calado en lo mas hondo de su impune alma.
Es lógico, cualquier humano tendría miedo si notase el aliento del desempleo en su nuca, que es lo que puede ocurrir si la plebe decide pagar a los cuarenta ladrones con su propia moneda.

Pero en esto de conjugar la palabra miedo los ciudadanos ya les sacan dos cuerpos de ventaja, que llevan siete años caminando hacia a la precariedad, poniendose en la cola de una sanidad que no les puede curar o al borde del infarto para poder llegar a final de semana.

En esa cola estan los autónomos, que trabajan para meter todo el dinero que facturan en esa enorme hucha llamada hacienda.


En esa cola de desesperación estan casi todos, excepto los caraduras que han recortado pensiones mientras ellos mantenían dietas de mil ochocientos.

Ahora el votante salta enrabietado, hasta ahora estaba dormitando en la sombra, como un león en la sabana, recostado en la sombra mientras vislumbra a su presa bebiendo del jugoso pantano de los fondos públicos.

Pero no subestimemos la idiotez humana, quizàs llegue el momento de la verdad, y a la plebe le tiemblen las piernas y reincida en su pecado votando a ladrones y mentirosos, tal vez así nos libremos de cartas de racionamiento, de escasez de papel higiènico o de cortes de gasolina.
Quizàs, si seguimos por el mismo camino de siempre, rodeados de pistoleros y cleptómanos lleguemos al mismo vertedero.



      *podemos: en minúscula, presente de indicativo del verbo poder, primera persona del plural.

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